D.
Pedro García Oliva, Portavoz del Grupo Municipal de Izquierda Unida de Mocejón,
al amparo de lo dispuesto en los artículos 91.4 y 97.3 del Reglamento de
Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales,
somete a la consideración del Pleno de la Corporación Local la presente MOCIÓN
ADAPTACION
DE ESPACIOS PÚBLICOS AL USO COMPARTIDO POR
PERSONAS Y
ANIMALES DE COMPAÑÍA.
EXPOSICION DE MOTIVOS:
EXPOSICION DE MOTIVOS:
Una de las
funciones del Ayuntamiento de Mocejón es regular aquellos aspectos que afecten a
la convivencia de sus vecinos, y uno de los aspectos más relevantes de esa
convivencia es el disfrute y la ocupación de los espacios públicos por los
mocejoneros y mocejoneras.
Es también
una realidad indiscutible, que esos espacios son además compartidos por
animales de compañía, que demandan unas necesidades y servicios específicos, y
generan más allá de las obligaciones y comportamientos regulados por las leyes
y por el civismo ciudadano, puntos de vista muy personales, sentimientos y
subjetividades que van desde el amor a las mascotas, hasta las sensaciones de
seguridad o inseguridad derivadas de su compañía.
IU Mocejón
ha analizado esta situación, y quiere plantear a la consideración de este
pleno, una propuesta de Adaptación de espacios públicos, para el uso compartido
por personas y animales de compañía.
Como decíamos,
la concentración de personas en un determinado espacio físico da lugar a una
serie de necesidades y servicios que han de ser necesariamente compartidos por
otros. En el caso que nos ocupa esos espacios públicos, desde el portal de
nuestro bloque o la acera, hasta nuestros parques y jardines suelen usarse por
ciudadanos que en muchos casos comparten paseo con animales de compañía. En
nuestro municipio, el perro es el principal protagonista de esta convivencia,
que en no pocos casos genera conflictos y situaciones por todos conocidas.
Sin dejar
de atender a las mínimas normas de convivencia y respeto hacia los demás, que
se exigen y suponen a los propietarios de animales de compañía, la propia
configuración de esos espacios interviene sin lugar a dudas de forma muy relevante
en la calidad de esa convivencia.
De forma
tradicional por parte de nuestras administraciones, en la mayor parte de los
casos, la respuesta a esta situación está siendo exclusivamente normativa y
sancionadora, es decir, que se limita a colocar carteles de “prohibido perros”
en nuestros parques, a regular las obligaciones de los propietarios, y a
sancionarlos cuando no las cumplen. Sin embargo, la construcción de espacios
comunes de esparcimiento para mascotas en lugares públicos, ha demostrado en otros
pueblos y ciudades que añade, junto con la concienciación de los ciudadanos, el
ingrediente básico para solucionar en buena medida este el conflicto.
Así lo reconoce las Cortes de Castilla-La Mancha cuando elabora la
Ley 7/1990, de 28 de diciembre, de Protección de los Animales Domésticos, que
en su Título II, Capítulo I, Artículo 8 dice:
Los
Ayuntamientos procurarán habilitar en los jardines y parques públicos espacios
adecuados, debidamente señalizados, para el paseo y esparcimiento de los perros.
Un parque
para perros es un espacio público compartido por personas y estos animales de
compañía. Es un recinto acotado donde las mascotas pueden hacer ejercicio y
jugar bajo la supervisión y control de sus dueños.
Técnicamente precisan de pocos
requisitos, y en municipios con gran dispersión y superficie de jardines, como
el nuestro no precisan de la construcción especifica de ningún parque distinto
a los existentes, basta con acotar una zona con una valla apropiada, accesos
organizados mediante puertas dobles o separadas, fuentes adaptadas para perros
y humanos, zona diferenciada para perros de talla pequeña y sistemas de
recogida y limpieza. También pueden dotarse de elementos de “agiliti”, como
pequeñas rampas, puentes o tubos para que los perros puedan ejercitarse
acompañados o en solitario.
¿Por qué un Parque para perros?
Sencillamente
porque los perros ya están entre nosotros, y en el caso de Mocejón se cuentan
por decenas, con lo que no es ninguna necesidad artificial o superflua, sino
que vendría a satisfacer una demanda real de espacios donde poder pasearen
libertad a las mascotas, y compartir la experiencia con otros amantes de los
animales, además de permitir a los que no deseen esa convivencia poder
aprovechar el resto de espacios públicos sin inconvenientes.
¿Dónde podrían instalarse?
La experiencia en otras
ciudades dice que ese suele ser el principal punto de desacuerdo, aunque si
atendemos a criterios estrictamente urbanísticos el mejor lugar seria aquel
donde ya se estén paseando a los perros, es decir, habilitar un espacio apartado
de las zonas habitadas o confinarlos lejos de donde son realmente necesarios
solo serviría para que estuviesen desaprovechados o tal vez vacíos. Sin duda,
la ubicación de estos espacios en las zonas ajardinadas comunes con más densidad
de población, sería lo más acertado.
¿Qué inconvenientes puede generar?
En principio no deberían ser
distintos a los que ya se generan en cualquier parque público, sino más bien al
contrario, permitirían acotar la zona de “convivencia” a una más concreta
respetando el resto. La Higiene, los olores o ruidos suelen ser también
argumentos utilizados por los detractores, aunque en realidad los servicios de
limpieza y vigilancia encuentran más limitada su zona de acción con lo que su
labor da mejores resultados. Por otra parte en estos lugares se encuentran más equipamientos
como dispensadores de bolsas, papeleras, etc.… que con la colaboración de los
humanos evitan en buena parte estos inconvenientes.
¿Y ventajas?
Las
ventajas que encuentra el propio animal son evidentes al disponer de un espacio
donde puede disfrutar con otros perros y sin la atadura de la correa. Para los
propietarios, también supone una posibilidad de relacionarse con otros amantes
de los animales, además de contar con la seguridad de que no está incumpliendo
ninguna norma ni afectando al que no desee la compañía de su mascota. Y para el
resto de ciudadanos, en cierta forma la concentración en estas zonas evidentemente
libera otras que pueden disfrutarse sin los inconvenientes derivados de la
presencia de perros.
¿Qué aportan los parques caninos con respecto a la seguridad?
Desde el
punto de vista del propio perro, es un hecho probado que la posible agresividad
de los animales se ve incrementada cuando están sujetos con una correa ya que
añaden a sus reacciones naturales, el instinto de protección hacia su amo, que
a todos los efectos es el “dominante” de su manada. Si se evitan los encuentros
ocasionales a corta distancia de perros atados, por ejemplo organizando los
accesos con puertas de doble esclusa, o separadas suficientemente las entradas
y salidas, se puede comprobar que una vez desprovistos de correa esos mismos
perros suelen jugar y compartir el espacio sin mayor problema. La separación en
dos zonas diferenciadas del parque de los perros por tamaño, también aporta
seguridad a los mismos animales que pueden afectar o verse afectados por el
juego de otros de distinto tamaño. Esto unido a unas básicas reglas como evitar
traer a hembras en celo, o no quitar el bozal a determinados animales
potencialmente más peligrosos, añaden elevadas cotas de seguridad en el
interior del recinto, además de que el acceso a niños estaría ineludiblemente
condicionado a que un adulto asumiera la responsabilidad de darle permiso y
acompañarlo. Y en el exterior, muy probablemente, además de reducir la presencia
de mascotas en otros espacios, sería un aliciente para que muchos propietarios
de perros usasen elementos como la correa o el bozal, que a veces no usan por
lastima hacia sus animales, pero que sabiendo que solo serian necesarios “por
el camino”, tal vez se animasen a usar pensando en que poco después los perros
podrán pasear libremente en un espacio seguro pare ellos y para los demás.
¿Lujo o necesidad?
No es
demagogia decir que antes que este equipamiento público son necesarios otros
muchos, al contrario, es absolutamente cierto. Un municipio que necesite una
guardería municipal, un semáforo en un punto negro o una reparación del
pavimento de una acera debería solucionarlo mucho antes que pensar en construir
un parque canino, pero, en la situación de que todas estas cosas se estén
solucionando de forma más o menos habitual, la más inteligente de las posturas
seria decir: “también”.
También adaptar algunas zonas
de nuestros parques al uso compartido con perros, es un equipamiento necesario
y práctico para dotar de calidad la convivencia de nuestra comunidad, entre
humanos con humanos, con perros o sin perros, a través de la convivencia en
espacios públicos adaptados a sus mascotas, de un coste reducido y asequible
por nuestra administración.
En merito a
lo expuesto, el Grupo Municipal de Izquierda Unida, solicita al pleno la
adopción del siguiente ACUERDO:
1. Adaptación
parcial de parques públicos para el uso compartido por personas y animales de
compañía (perros) en al menos tres de los espacios públicos existentes. Dotándolos
de vallado para acotar zonas de paseo libre por tamaños, puertas de acceso de
doble esclusa, fuentes de agua para perros y personas, zona de pipican y de
agility, y contenedores específicos.
2. Creación
de una comisión compuesta por representantes de los distintos grupos políticos
con representación municipal, técnicos de Urbanismo, vecinos y colectivos
interesados, para acordar las ubicaciones más idóneas de los mismos.
A modo de
ejemplo se proponen tres ubicaciones, repartidas por el municipio, en parques
ya existentes:
·
Parque del Prado
·
Polideportivo Municipal Ángel Tardío.
·
Parque de Daoiz (parcela en desuso).
Pedro García Oliva,
Portavoz del Grupo
Municipal de Izquierda Unida.